¿Qué mujeres -vivas o muertas- te parecen genialidades en la composición de música académica? 1
Ésta pregunta me dejó helada y mi cabeza explotó en distintas direcciones; cosa que no esperaba de un fin de semana que pintaba tranquilo y oportuno para el descanso y el ocio. El darme cuenta de que contaba con muy pocas respuestas inmediatas -además de que éstas no eran realmente contemporáneas-se sintió como una punzada que tocaba distintos aspectos de mi personalidad y profesión, además de que dejaba ver claramente el canon occidental clásico impuesto en mi cabeza y puso al descubierto todo lo que me falta por buscar, aprender y entender.
La pregunta realmente es muy compleja para mi, ya que implica deshebrar varios contextos o perspectivas desde las cuales puede verse, argumentarse y desarrollarse, pero al final es una pregunta que busca un juicio estético: un juicio de valor. Aunque responder un par de nombres fue incómodo, más lo fue el hacerme consciente que por debajo de mi opinión heredada hacia ciertos personajes, yace algo más que me incomoda: la división histórica y cultural entre la creación artística de una mujer y la creación artística de un hombre; la división entre sus pensamientos o razonamientos. Un sello que funge como extraño filtro que, al preceder una obra, involuntariamente genera o altera algo en nuestra percepción. El ejemplo más sencillo: “ésta obra la hizo una mujer”.
Ésta etiqueta o sello me hace sentir de una forma que concuerda totalmente con la definición de belleza de Dostoievsky: “terrible, por indefinible” 2. ¿Es realmente necesario decirlo? ¿El saber el género del compositor tiene alguna influencia o hace una verdadera diferencia en el resultado y calidad de la obra? Dese mi punto de vista, una obra no puede tener mayor valor simplemente porque la hizo una mujer, así como una obra de Mozart no debe ser magnífica simplemente porque él la compuso.
Entiendo que la pregunta se hizo en un afán de dar reconocimiento a las mujeres compositoras que han vivido en un oscurantismo que ya no parece política ni culturalmente correcto. Es verdad que estamos en una época que permite mirar atrás para poder emitir nuevos juicios de valor sobre obras despreciadas por argumentos ahora inválidos; es cierto que debemos cuestionar nuestra perspectiva de valor alrededor del concepto de género, pero también me pregunto hasta qué punto ésta nueva forma de pensar corresponde sólo a nuestra época; es decir, que todo sea sintomático y pasajero para después ser reemplazado por otra tela de juicio que llegue a distintas conclusiones. Si estamos en un periodo de transición, me parecería oportuno aprovecharlo para sembrar cambios contundentes con argumentos sólidos; obras que se sostengan por sí mismas más allá de si las manos que las crearon fueron las de una fémina. Obras que se mantengan por sí solas hasta que algún idiota haga explotar bombas nucleares y desaparezcamos.
Dio la extraña coincidencia de que ésta pregunta también llega justo cuando estoy leyendo “Corpus Christi” de Hans Belting 3, en donde la idea de la representación corporal se explora entre lo visible y lo invisible; entre lo representativo y lo anti-representativo, conceptos que pueden tomarse para el presente dilema entre lo femenino y lo masculino, ya que, por un lado uno de los objetos más representados en el arte es la mujer; su imagen es representada como objeto a observar, adorar, explorar o explotar; más su imagen como creadora de arte ha sido históricamente velada y culturalmente menospreciada.
El tema es sin duda fascinante y ha despertado mucha curiosidad en mi. Si me preguntan porqué no había pasado antes con todas las marchas y manifestaciones que han estado sucediendo alrededor del mundo…la verdad no sabría qué responder. Tal vez paso así porque la pregunta fue dirigida hacia mi y fue formulada no para dar una opinión sobre los derechos, lugar o la búsqueda de equidad de la mujer…sino para ejercer un juicio de valor hacia sus obras de arte.
A continuación, me gustaría escribir lo que encontré al respecto en el Grove en la entrada ”Women in Music” misma que me dejó con un extraño sabor de boca, pero con mayor claridad sobre ciertas ideologías y construcciones historiográficas de la mujer porque… ¿quién realmente escribe nuestra historia?
”Los estudios de la mujer en la música se han enfocado tradicionalmente en los hechos de mujeres como compositoras e intérpretes excepcionales. Como categoría contemporánea de investigación, el estudio de la mujer en la música está directamente relacionado a la historia de la mujer, por sí misma una de las varias áreas de estudio académico asociado con el estudio sistemático del género. En este contexto, el género es tratado como un concepto socialmente construido basado en las diferencias perceptibles entre los sexos y una forma primaria de significar relaciones de poder.”
“La música clásica occidental es un arte que se ha desarrollado dentro de jerarquías de género que marcan nuestra civilización como un todo. En la estructura social del patriarcado existe la premisa de la mujer músico como una categoría en sí misma. La categoría ha servido como una manera de tanto denigrar a las mujeres, como de medirlas y de exaltar sus logros. El beneficio de enfocarse en el género como variable histórica principal es el producir una historia donde poco existía antes. El peligro es que los logros de las mujeres sean comparados primordialmente / solamente con aquellos de otras mujeres e indebidamente segregados de la narrativa principal.”
No sé ustedes, pero para mi hay cosas ahí que provocan el observar hacia la nada para entrar en reflexión por algunos momentos.
Siendo mujer tengo una sensación extraña al escribir todo esto; probablemente es necesario, pero existe una dicotomía: por un lado es positivo el reflexionar sobre el ser y sobre las construcciones socio-culturales que nos rodean para así poder tratar de comenzar a liberarnos de esas cadenas, pero por el otro lado veo negativo el tener que pensar en división y distinción de obras basados en género para generar narrativas y argumentos que puedan destruir esas mismas barreras de apreciación en lugar de pensar solamente en lo que podría o no pulirse, existir e incluso trascender: la obra, los resultados y su impacto…sólo eso.
Ahora que lo pienso, a pesar de todos los discursos que puedan existir alrededor del tema -éste muy incluido- en cierto modo siempre quedan los hechos. Siempre han habido genialidades que rompen esquemas y mentalidades muy a pesar de sus detractores. Esto consuela porque, a pesar de toda la teoría y debrayes…hay individuos que sólo se interesan por el conocimiento y el trabajo. Esto nos puede hacer pensar que más allá de con qué género te identifiques, lo más importante es el amor que tienes por lo que sea que haces y su reflejo en los resultados que das.
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Gracias al maestro Josué Peregrina por formular ésta inesperada pregunta. ↩
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Dostoievski, Fedor Mijáilovich. “Crimen y Castigo”. México, ed. Porrúa. (les debo la edición y página porque mi copia está en casa de mis padres). ↩
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Belting, Hans. “La imagen y sus historias: ensayos”. México, Universidad Iberoamericana Ciudad de México, 2011, pp. 47-63. ↩